En honor a Thomasito y Max: El Amor que Cura También a Ellos 🐶
Share
Este no es solo un blog.
Es un altar de palabras para dos almas que cambiaron mi vida para siempre: Thomasito y Max, mis compañeros, mis maestros, mis guardianes.
Thomasito —una cruzita de bichón frisé con corazón gigante— fue mi sombra durante 12 años.
Max —mi gordo dulce, un viejo pastor inglés rescatado— me enseñó a amar incluso cuando el mundo no entiende tu historia.
Ambos llegaron a mí a través del destino y del amor. No los compré. Los rescaté. Y ellos me eligieron a mí.
Durante un tiempo de mi vida, voluntarié en una Asociación de Rescate de Animales.
Pero fue con ellos dos que entendí la verdadera dimensión del trauma, del abandono, del poder del amor… y de la medicina que no siempre viene en frascos.
El día que tuve que dormir a Max
Max fue el primero en irse. No conocía aún el cannabis medicinal.
No sabía que existían formas de aliviar el dolor de forma natural, amorosa, sin químicos.
Y aunque le di todo el amor del mundo, me quedó la espinita: ¿y si hubiera sabido lo que sé hoy?
¿Y si le hubiera podido ofrecer una medicina que aliviara su cuerpo sin nublar su alma?
Thomasito y el poder del CBD
Con Thomasito fue distinto.
Ya sabía. Ya había empezado mi camino.
Y fue con él que confirmé que el CBD no es solo para humanos.
Que el cannabis medicinal, bien dosificado, puede ser una bendición para aliviar dolor, ansiedad, epilepsia, deterioro cognitivo… incluso el proceso de despedida.
Thomasito fue mi primer “paciente” peludo.
Mi prueba de fuego.
Mi confirmación de que el sistema endocannabinoide también vive en ellos.
Lo acompañé en sus últimos meses con aceites sublinguales formulados para su peso y condición.
Y vi cómo recuperó calma, apetito, conexión.
Cómo su mirada volvió a brillar, aún en sus últimos días.
Todos los animales merecen una medicina digna
Hoy quiero decirlo fuerte:
Nuestras mascotas no son “mascotas”. Son seres conscientes. Son familia.
Y merecen que los veamos, que los sintamos, que los sanemos con lo mejor que tenemos.
Si tú tienes un perrito, un gatito, o cualquier ser peludo que amas…
tú también puedes darle calidad de vida, naturalmente.
Solo necesitas guía, dosis adecuada, y mucho amor.
¿Por qué nadie habla de esto?
Porque no se enseña.
Porque los laboratorios no ganan tanto con soluciones simples.
Porque todavía hay ignorancia.
Pero tú y yo vinimos a cambiar eso.
En honor a todos los Thomasitos y Max del mundo.
En honor a lo que sí podemos hacer cuando dejamos de esperar que otros nos den permiso para amar diferente.
¿Quieres saber si el cannabis medicinal puede ayudar a tu compañero peludo?
Escríbeme. No vendo nada por vender.
Te oriento gratis. Te digo si sí, si no, cuál, cómo, cuánto.
Porque así empezó todo esto: con amor real.
Gracias por leer.
Y gracias, Thomasito y Max…
ustedes (junto con mi Papi) son la raíz viva de este Dispensario Cuántico.